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(Imagen de laInformacion.com)
Ayer el Partido Popular logró una aplastante mayoría absoluta en toda España y fue el partido más votado en prácticamente todas las provincias españolas (realmente solo subió 550.00 votos mientras que el PSOE perdió 4,4 millones de votos). Viendo este panorama hay tres cosas que personalmente me chirrían un poco.
1. Una mayoría absoluta tan brutal en realidad representa al 31,57% de los potenciales votantes o al 44,62% de los votantes reales. (34.301.332 de posibles votantes, 9.710.775 de abstenciones)
2. La diferencia del costo de un escaño, desde los 228.048 votos que necesita UPyD para conseguir un escaño hasta los 42.441 votos por escaño de GeroaBai
3. ¿Una persona = un voto?. El escaño de Melilla le ha costado al PP 18.000 votos, y los dos de Teruel, 40.000. Al PSOE, uno de Soria 16.000 votos. Equo ha logrado un escaño con 340.000 votos, y a UPyD cada uno le ha costado más de 200.000. En Madrid sacar un escaño ha costado unos 70.000 votos.
A partir de eso tenemos casos normales:
CiU 4,6% de escaños, 4,17% de votos.
Amaiur, 2% de escaños, 1,37% de votos.
PNV 1,4% de escaños, 1,37% de votos.
Esquerra 0,9% de escaños, 1,05% de votos.
BNG 0,6% de escaños, 0,75% de votos.
Coalición Canaria, 0,6% de escaños y votos.
Compromís 0,3% de escaños, 0,51% de votos.
GeroaBai 0,3% de escaños, 0,17% de votos.
Y cosas “raras”
PP 53% de escaños, 44,6% de votos.
PSOE 31,4% de escaños, 28,7% de votos.
IU 3,1% de escaños, 6,92% de votos.
UPyD 1,4% de escaños, 4,69% de votos.
Equo-Compromís 0,3% de escaños, 1,39% de votos.
Creo que Nuño Rodrigo en CincoDías.com lo resume muy bien:
El sistema electoral actual no es fruto de un derecho natural, es fruto de los pactos de la transición; los actores de aquellos pactos defineron el sistema, y son los beneficiados: centroderecha, centroizquierda y partidos periféricos. Obviamente, un mecanismo proporcional puro es el más justo, pero un sistema político también debe tener en cuenta la gobernabilidad y la estabilidad, así como una cierta representación territorial. Pero, aun así, es difícil defender la idea de que varios centenares de miles de ciudadanos no tienen derecho a representación porque no viven todos en el mismo sitio. Sobre todo cuando, de las dos cámaras legislativas, una no sirve para nada.